16 de marzo de 2016

Hipotecando el futuro

Los buitres y la bicicleta financiera


Ibarra Eduardo


Mientras el Congreso discute en un primer round la aprobación de un nuevo endeudamiento para pagar otro endeudamiento (un sainete), los Medios de comunicaciones han repetido hasta el hartazgo que endeudarse y pagar a cualquier precio, es lo que corresponde para que el país entre de nuevo al Mundo.
Mientras Macri y su horda amenaza con el mismísimo infierno si no se aprueba el proyecto de pago, a como dé lugar, Sergio Massa corretea como una vedette despechada al ver que el oficialismo ya tiene cuórum propio.
Mientras que el bloque de las ratas por tirantes, de Bossio y compañía, alegan que es un problema que hay que resolver, como si fuera pagar la cuenta al almacenero para poder seguir sacando fiado, lo que queda del kirchnerismo esgrime un discurso ideológico de contenido nacional y popular, pero sólo en cuestión de achicar la cuenta del almacenero, sin mencionar que al carnicero le pagaron sin chistar.
Mientras se da por descontado que vamos a pagar contrayendo deuda, los bancos, que tienen a sus cuadros políticos dentro del propio gobierno, ofrecen su caritativa ayuda monetaria para que le paguemos a los fondos MNL, Capital y Aurelius; siempre que la caridad venga preñada de intereses.
Mientras los trabajadores, jubilados y el pueblo todo, mira como un convidado de piedra, su futuro se va hipotecando frente a los nuevos dueños de nuestro destino.
Frente a todo esto hoy apareció la frutilla del postre, los hold out que no entraron dentro del acuerdo con el gobierno macrista, se presentaron ante la Corte de Apelaciones de EEUU para que no se levanten las sanciones contra la Argentina hasta que no se llegue a un acuerdo con ellos. La nueva embestida judicial está encabezada por Mohammad Ladjevardian quien tiene 27 millones de dólares en default y que supuestamente representa a otros tenedores por 832 millones de dólares; estos tipos no muestran cualidades humanas sino monetarias. Estos pequeños buitres, en parte celosos ante los grandes buitres como Singer, argumentan que no quieren ninguna quita ya que compraron bonos post default a 100 centavos de dólar, frente a 20 centavos de dólar adquiridos por los fondos de inversión, por lo tanto quieren toda la guita.
El trabajo, el futuro y los recursos de los argentinos están en juego en ésta timba financiera dentro la cual los grandes capitalistas mundiales ganan o ganan, por lo que es un tanto ilógico si pensamos en función de las reglas del propio capitalismo, las cuales implican, supuestamente, que dentro del sistema se gana o se pierde de acuerdo a los cambios del propio sistema y la capacidad de adaptación de los actores que participan.
Muy linda la teoría pero la realidad es otra, las reglas de la oferta y demanda donde todo se estabiliza en el punto de equilibrio es sólo una situación transitoria o directamente ilusoria, el propio sistema es una constante de desequilibrio entre ambas variables, mientras que las capacidades de los capitalistas en juego tiene poco que ver con la aptitud individual. Una familia logra abrir su propio negocio acumulando capital por medio de años de trabajo y se funde porque no hay demanda o porque la United fruit Company le puso una sucursal al lado, los mandan a llorar a la iglesia, mientras que los grandes financistas si no ganan 500% por comprar papeles embargan a todo un pueblo o voltean gobiernos; laissez faire, laissez passer.

A todo esto responde la propia lógica del gobierno macrista, en la cual el sistema financiero vuelve a recuperar nueva importancia, conformando una nueva hegemonía nacional la tan afamada globalización; ósea la burguesía financiera.



Los discípulos de Milton Fiedman

Mientras el dólar fluctúa entre los $16 y $15 pesos, el Banco Central sale a colocar letras (Lebac) a un 38% a 35 días y subió la tasa de interés 40% (estuvo en un 42% y después bajó a un 39.75%), mientras los sojeros van liquidando la cosecha se especula que dirigirán las divisas hacia los bancos y no hacia el dólar producto de éstos porcentajes, mientras secan la plaza de pesos, el gobierno espera que con la votación del Congreso en ambas Cámaras la lluvia de dólares reactive la economía.
Con tasas y títulos públicos emitidos por el Central a niveles altísimos, la producción (sobre todo las pymes) quedan desfinanciadas y sin posibilidad de crecimiento, por lo tanto la llamada economía real queda atada a los capitales financiero para que ingresen dólares a la Argentina, lo cual es paradójico frente a su naturaleza volátil y a la hipoteca futura de nuestro país.
Los capitalistas no son buenos ni malos, son capitalistas y su propia ontología es la de incrementar su tasa de ganancia, sin importar si con ello generan más pobreza y exclusión.
Mientras los consultores económicos hablan de diversificar las inversiones; algo así como comprá tantas acciones, cambiá algunos peso a dólares o adquirí algunos títulos, los trabajadores ven reducir su poder adquisitivo y directamente perder su empleo.


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