Ibarra Eduardo
Hay un dicho que dice:
cuando en EEUU los republicanos gobiernan enfocan sus políticas hacia afuera
del continente americano y cuando gobiernan los demócratas vuelven su mirada
hacia América Latina, por eso es siempre preferible que ganen los republicanos,
ya que a la región le siempre le fue mejor cuando la dejan sola. Por más que no
sea veraz éste dicho guarda una gran verdad, que es que los intereses de los
países latinos no son compatibles con la política económica y geoestratégica
norteamericana, que a lo largo de nuestra historia lo hemos sufrido, sean
liberales o conservadores los que hayan gobernado indistintamente. La
concepción mesiánica del destino
manifiesto y la aplicación de la doctrina Monroe fueron los pilares
ideológicos para imponernos su dominio como a meros actores subalternos al
poder imperial.
La última visita de Obama a la región tuvo que
ver con una nueva estrategia hacia nuestros países, pero con la misma intención
de que volvamos a ser el patio trasero, una pieza más de su tablero mundial.
La visita a Cuba estuvo enmarcada en la nueva
lógica liberal de que con el poder militar y las acciones directas
(terroristas) no se va a poder derrotar a la Revolución. Los hechos históricos
avalan en parte este fundamento, pero también los debates teóricos internos han
ido perfilando las nuevas formas para volver a dominar la región.
Desde fines de la 2° Guerra Mundial las
políticas externas de EEUU fueron concebidas bajo el paraguas de la teorías realistas
de las Relaciones Internacionales, las cuales centraban al Estado como único
actor internacional dentro de un mundo anárquico (sin reglas ordenadoras sin
una autoridad rectora) donde la lucha por el Poder determinaba la relaciones
exteriores y cuyo eje central para ponderar era el militar (único factor
fungible). A mediados de la década de los 70s y crisis del petróleo de por
medio, surgieron nuevos actores y nuevas teorías las cuales entendían que el
viejo poder militar direccionado por el Estado tenía que ir acompañado de
nuevas variables o componentes, para así lograr la hegemonía mundial dentro de
un orden no caótico ni violento, sino ordenado por medio de las relaciones comerciales y
culturales de mutua dependencia económica (costos), lo que Keohane y Nye
denominaron interdependencia, el softpower en contra posición al hardpower. Casi
medio siglo antes Gramsci ya había entendido que la hegemonía ideológica
cultural se lograba en una sociedad civil desarrollada
por medio de lo que llamó guerra de posiciones.
Es dentro de éste nuevo contexto se produjo la
visita de Obama.
Cuba
A pesar (y muy a pesar) de que los medios
hegemónicos hayan caratulado la presencia de un presidente norteamericano en la
Plaza de la Revolución, como el claro triunfo de la libertad de mercado por
sobre el sistema socialista cubano, la realidad es mucho más esquiva a los
titulares triunfalistas de cipayos y carroñeros.
La Revolución cubana, o sea el pueblo todo, ha
luchado desde 1959 por ser reconocidos como un Estado independiente y
soberano, para poder entablar relaciones
con los demás países, EEUU incluido, sin que por ello debiera rectificar su
ideología ni doblegarse ante una imposición externa.
La pobre ecuación que difunden los voceros del
imperialismo es que con la llegada de capitales privados el socialismo se irá
desvaneciendo por el mero hecho de la accesibilidad a nuevos productos, entre
ellos a nuevos medios de comunicaciones fundamentalmente internet.
Lo que en realidad esconden los enunciados del
fin del socialismo en Cuba, es que se quiere poner fin a un sistema que ha sido
un ejemplo del desarrollo humano desde los aspectos culturales, sociales y económicos; ya Fidel Castro decía: levanten un mes el
bloqueo y demostraremos de los que es capaz el socialismo. Se quiere poner fin
a un ejemplo en el cual una pequeña isla con escasos recursos y bloqueada para
comerciar con el resto del mundo, ha dado muestras de desarrollo humano (dentro
de sus posibilidades), de dignidad y solidaridad internacional. Todo esto
frente a la ponencia con infinidad recursos, la màs asesina y saqueadora que haya existido en la historia de la
humanidad, y sin embargo la màs
inequitativa para con sus congéneres.
Los voceros del imperialismo esgrimen un pobre
determinismo económico por el cual el acceso a un mercado de mayor consumo
implicaría un cambio en la concepción ideológica, cultural y moral de un
pueblo, sin tener en cuenta que la conformación del ser social es mucho más
amplia que el reflejo condicionante del nivel económico. Cuando se habla de la
Revolución cubana no se ésta hablando del gobierno, ni del Partido Comunista,
si no de la sociedad civil, de todo el pueblo cubano quien ha forjado la
Revoluciòn y quien se ha forjado asì mismo en los valores del socialismo. Es
justamente por eso que las acciones terroristas del gobierno de EEUU para
asesinar a Fidel y cambiar al Gobierno no tuvieron grandes resultados, por lo
cual ahora tratan de infiltrar a la comunidad cubana por medio de ONG que son
meros instrumentos de la CIA y otras agencias del imperio, al mismo tiempo que
utilizan a un grupo ínfimo de cubanos (blogueros, damas de blanco) para crear
la imagen de que la sociedad civil está en contra del sistema socialista.
Obama hizo mención en su discurso sobre los
Derechos Humanos y los presos políticos, pero de qué Derechos Humanos habla? De
los que no tienen acceso a la salud, de los que no tienen dinero para tener una
educación de calidad, de los que viven y mueren en las calles como animales, de
los niños que mueren prematuramente por falta de atención y vacunas, de tener
la mayor población adicta, de los que no tienen viviendas, de la falta de
solidaridad para como el otro como hermano, del racismo y la xenofobia, de la
violencia social, o de invadir países y masacrar pueblos, de torturar en
cárceles clandestinas a cualquier persona de cualquier nacionalidad, de tener
el mayor arsenal nuclear con capacidad de destruir al mundo diez veces, de
tener un presupuesto militar tan grande que podría acabar con el hambre en el
mundo si se lo usase para satisfacer las necesidades de los pobres del mundo, de
poner o sacar dictadores, de apoyar regímenes fascistas y raciales, de
financiar a terroristas, de realizar actos terroristas, de desestabilizar
gobiernos democráticos, de manipular el comercio de las drogas ilícitas, de las
bombas en Hirochima y Nagasaki, de usar al dólar como moneda de dominación
económica financiera, de…
Cuando habla de presos políticos, habla de los
terroristas que mandó EEUU a Cuba para asesinar y sabotear? O habla de la mayor
población carcelaria del mundo, de los negros asesinados por la policía, de los
latinos asesinados en el paso de la Frontera con Mèxico, o los presos en las
cárceles clandestinas como Guantánamo. ¿Es el gobierno de EEUU el indicado para
señalar quién es preso político y quién es
terrorista preso? Y los presos sociales?. Como mencionó un compañero,
cuando en Cuba se hace una multa de tránsito se la acusa de violar los derechos
humanos, cuando los yanquis provocan un genocidio están luchando por la
libertad y la democracia (serán muertos felices entonces?).
Más allá de la pirotecnia mediática y los
discursos prearmados como el del periodista “serio” del Grupo Clarín, Nelsón
Castro, los cubanos han sido claros, la visita de Obama fue tomada con
esperanza y expectativa, o sea no son ingenuos, y como dijo un cubano “de a
pié”: nosotros vemos bien que un negro pueda llegar a ser Presidente, sobre
todo teniendo en cuenta la lucha y el padecimiento de esa comunidad en EEUU,
pero nosotros no tenemos esos problemas, nosotros no tenemos conciencia racial,
nosotros tenemos conciencia política; el que hablaba era negro.
Argentina
Como corresponde a nuestro país y a cierto
sector social, la visita de Obama fue una puesta en escena de alguien que
pretende pasar a la historia con algún rasgo distintivo dentro de una gestión
bastante pobre y deslucida. El show montado por y para el carismático y
simpático presidente negro, obnubiló a los Medios hegemónicos oficialistas,
quienes describieron la visita como un verdadero lazo de amistad para con la
Argentina a fin de hacernos ingresar al
Mundo ¿?
Más allá del insuflar la mentalidad cipaya de
los mismos de siempre, la visita tuvo varios objetivos entre los que se
encuentran, la de alinear a la Argentina dentro de la política de seguridad
hemisférica del imperialismo yanqui, por lo que cabe esperar que el tema de las
Malvinas permanezca en el statu quo. También implica la puesta en marcha de una
reforma de seguridad interna en la que posiblemente las Fuerzas Armadas entren
en actividad para combatir al narcotráfico y el terrorismo, a pesar de que èsto
ha representado en otros países la persecución de activistas políticos y
luchadores sociales conjuntamente con la
infiltración del Ejército por parte de los narcotraficantes. La falta de una
definición jurídica del término terrorista no es casual.
El otro eje importante es la de socavar las
bases de sustentación del Unasur y de la Celac para asì volver a establecer la
hegemonía de EEUU en América Latina, por lo cual Macri es visto como la punta
de lanza para golpear a los gobiernos autónomos en el cono sur.
Otra cuestión importante que trasciende el
nivel regional es la de ir incorporando a la Argentina en el Tratado de Libre
Comercio (TLC) y en el eje Transpacífico para frenar el avance de China en el
Pacífico y en Latino América.
Esta última cuestión tiene puntos
controversiales para Macri y su gobierno, por un lado el TLC puede tener un
impacto negativo en la economía nacional por el hecho de que estructuralmente
EEUU y la Argentina no son complementarios sino competidores, amén de que la
balanza comercial sería inmensamente deficitaria para nuestro país. La
Argentina ha podido crecer por estar integrada al bloque regional (Mercosur) y
comercializar con los países emergentes (Brics)
Otro punto controversial es que el Eje Pacífico
que integran México, Perú, Colombia y Chile tiene su fundamentación geoestratégica
en función de sus rutas comerciales hacia el Océano Pacífico; ¿hay que aclarar
que nuestra ruta de comercio exterior es hacia el Atlántico? y ¿Qué costo
tendría
integrar un bloque con Japón y EEUU contra uno
de nuestros mayores socios comerciales?.
En definitiva, las grandes derrotas de EEUU en
Oriente Medio y la pérdida de hegemonía en la región, hace que el imperio
vuelva a apuntar su mirada sobre nosotros y nuestros recursos.